Después de haber comentado la
última semana el pie diabético y sus dispositivos plantares, hoy me parece
oportuno que comencemos hablando del calzado, en especial el que debe usarse
específicamente en el pie diabético.
Si miramos con atención esa
maravilla biomecánica que es nuestro pie, nos daremos cuenta en primer lugar de
que el pie humano, ya sea el pie cuadrado, el pie egipcio o el denominado
pie griego, en lo concerniente al ancho
de la parte anterior del pie y dedos son prácticamente cuadrados, o sea, es totalmente
pernicioso para el pie, en especial el diabético que se someta a la tortura de
estar metidos en una especie de embudo que son la parte anterior de la gran
mayoría de calzados y que someten esa parte del pie a unas deformaciones que a
corto o medio plazo suelen ser muy negativas, como son el Hallux-Valgus
conocido como “juanetes”, inversión
del arco anterior o hundimiento
metatarsal , el temido neuroma de Morton, dedos en garra, hiperqueratosis,
etc.
Si hemos leído detenidamente lo
anterior y hacemos un examen de conciencia solo podemos aseverar con rotundidad
que, efectivamente, de alguno o de varios problemas de los mencionados somos
sufridores y, si somos diabéticos, en absoluto nos conviene usar este tipo de
calzado porque nos van a ser absolutamente contraproducentes para nuestro
padecer.
Una vez comentado el tema de la
parte anterior del pie, seguimos observando el calzado y vemos que desde la
mitad del tacón hasta la zona donde comienza la suela a pisar debe de haber una
especie de varilla rígida (antes venia metálica) que le da solidez al puente
del calzado y evita el hundimiento del mismo cuando se usa una plantilla. Al
carecer de este elemento invalida al calzado para el uso de plantillas, algunos
lo traen pero son sumamente débiles y no cumplen con su cometido.
Lo que es la zona del talón del
calzado debe tener una altura suficiente para contornear y sujetar la base
posterior del pie y llevar un contrafuerte que lo mantenga en orto-posición o
posición recta con una rigidez y una altura que sujete bien y no moleste.
En cuanto al material,
especialmente el diabético debe de usarse piel suave y forro interior suave,
bien de badana de cabra o similar o también un material muy suave y auto
moldeable que se usa muchas veces en calzados para pies diabéticos y pies
delicados que se llama plastazote. Los pisos interiores planos y tratados
adecuadamente y el piso exterior si se puede se debe usar material visco
elástico para absorber los impactos
producidos al pisar, aunque en casos puntuales usamos un piso mas rígido o con balancín
dependiendo de las correcciones pertinentes en cada caso.
De cualquiera de las maneras lo
indicado para el pie diabético sería adquirir el calzado en una Ortopedia donde
disponen del calzado adecuado para diversas patologías; es verdad que desde el
punto de vista estético no es posible pero, desde el punto de vista funciona,l
no hay comparación y sobre todo desde el punto de vista de la salud.